Mujer nuestra de cada día

Nos liberamos de la sumisión pero nos volvimos esclavas de la imagen, salimos de la casa, usamos pantalones, competimos con ellos en puestos de trabajo, pasamos de ser madres solteras a mujeres luchadoras, llegamos a los puestos políticos más altos... pero seguimos hablando en voz baja de temas como nuestra propia sexualidad y el aborto. Y somos presa de pánico cuando el físico impone sus leyes y los años nos pasan la cuenta.

El dedo acusador del machismo que se resiste a morir nos reprime vivir nuestra sexualidad a plenitud, el qué dirán viene en mancha: “qué dirá él (mejor finjo)”, “qué dirá el resto (mejor finjo)”. La doble moral funciona así, puedes acostarte con todos los que quieras mientras ellos no lo sepan.

Y del aborto mejor ni hablemos, no importa si haya sido una violación, nosotras siempre tendremos que ser las heroínas. ¿Llegaremos las peruanas en ésta década a tener el poder de decidir cuándo, cómo y con quién queremos ser madres tanto como ellos? Mejor dicho, ¿podremos decidir lo que queramos en todos los ámbitos sin trabas ni discriminación de por medio? La dupla conocimiento y dinero me suenan como las llaves de esa libertad.

Pero hay otros monstruos que tocan a nuestra puerta. Dos de los más feroces son la juventud y la belleza eternas. Ni la bandera de la igualdad nos salva, hasta las más “cosmopolitas” nos tenemos que convertir en una suerte de mujeres maravilla para poder destacarnos social e intelectualmente mientras seguimos siendo vistas como féminas y no como seres andróginos y temibles.

Amén de ser independientes, cultas y profesionales, necesitamos ser jóvenes siempre, flacas siempre, regias siempre (a diferencia de ellos). Mujeres maravilla que tengamos al día nuestra vida sin despeinarnos siquiera (si tenemos hijos y familia adicionalmente ya se imaginarán el trabajo que tendremos). En pocas palabras, ser decididamente perfectas, en mente, alma y cuerpo. Sino solo fíjense que muchas de las llamadas exitosas (sin look de reinas de belleza) han pasado por el quirófano. La imagen, la maldita imagen. Feliz día mujer.